Artículo de Opinión acerca de la Obesidad Infantil
OPINIÓN: “NUESTROS HIJOS SE MERECEN UN COMIENZO SANO”
Por [César Gastón]
La obesidad
infantil en este país se ha más que triplicado en los últimos 30 años. Hoy en
día, uno de cada seis niños de nuestro país es obeso. Tener sobrepeso u
obesidad pone a los niños en riesgo de hipertensión, diabetes, enfermedades
cardíacas, y otras condiciones que normalmente solo se ven en adultos.
Olvidemos por un momento los miles de millones de dólares en costos adicionales
anuales que los contribuyentes deben gastar en cuidado médico a causa de la
obesidad infantil – casi $150 mil millones anualmente, de acuerdo con el Centro
para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Lo que es
realmente inconcebible es que, por primera vez en la historia, nuestros hijos
podrían tener menores expectativas de vida que nosotros. Para decirlo
claramente, esto es inaceptable. Como padres y ciudadanos, es motivo de orgullo
poder decir que nuestros hijos tendrán una mejor vida que nosotros. Y como los
adultos en nuestra comunidad, no podemos permitirnos ser complacientes acerca
de la salud y bienestar de nuestros niños. Necesitamos levantarnos y hacer lo
posible - TODO lo posible – para revertir esta tendencia alarmante. A nivel
nacional, existe el consenso que Los Estados Unidos puede y debe de revertir la
epidemia de obesidad infantil en esta generación. En nuestra ciudad, tenemos
que tener por lo menos esa misma ambición. Ya tenemos los conocimientos, las
herramientas y la capacidad de lograrlo. Aunque no podemos cambiar el rumbo de
esta epidemia de la noche a la mañana, sí sabemos lo que funciona – la obesidad
infantil no es una enfermad incurable. Los expertos coinciden en que una dieta
balanceada, actividad física regular y la educación son los elementos clave
para la solución. Podemos encaminar a nuestros hijos hacia una vida saludable
ayudándoles a tomar decisiones inteligentes acerca de lo que comen y cuanto
ejercitan. Necesitamos ayudar a que nuestros hijos se mantengan sanos,
animándoles a mantenerse activos. Debemos de reducir su tiempo frente al
televisor y la computadora. Necesitan mantenerse en movimiento a través de
actividades cotidianas, como caminar o ayudar en el jardín. Lo más importante
es que tenemos que dar un buen ejemplo a nuestros hijos – comiendo sano y
haciendo actividades con ellos. No importa lo que digamos, nuestros hijos se
dan cuenta e imitan lo que hacemos. No pretendo sugerir que el lograr estos
objetivos es lo más fácil del mundo– y claro que para alcanzar estos logros hay
barreras dentro de las familias, escuelas y comunidades. Va a tomar un esfuerzo
concertado y comprometido por parte de toda la comunidad para resguardar la
salud de nuestros hijos. Esa inversión no será insignificante pero me inclino a
creer – y estoy seguro que estará de acuerdo – que ninguna inversión en
nuestros hijos podrá ser demasiada. Ellos son tanto nuestro futuro – como
nuestra responsabilidad. “Sus vidas serán mejores que las nuestras” – es la
promesa tácita que nuestros padres nos hicieron y que sus padres les hicieron
–es la promesa que cada generación ha hecho a la siguiente, a través de toda la
historia. Les debemos a nuestros hijos asegurarnos que vivan vidas más largas,
sanas, y fuertes que nosotros. Más importante aún, nos lo debemos a nosotros
mismos. ¿Realmente podríamos estar satisfechos de ser la primera generación en
toda la historia que no logró cumplir esa promesa? Nuestros hijos se merecen un
comienzo sano - no ponemos en duda nuestra responsabilidad ni nuestra habilidad
para lograrlo.
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